
Este bizcocho de vainilla y buttermilk que aprendí de mi abuela siempre me hace pensar en aquellos domingos llenos de risas en su cocina. Yo le agregué mi toque: un glaseado suave de queso crema que convierte este postre familiar en algo espectacular. El olor a vainilla y mantequilla paseándose por tu casa te va a dejar contando los minutos para sacarlo del horno. Ahora todos mis seguidores lo piden sin parar, y justo en la primera probada se entiende el porqué.
Momentos mágicos en la cocina
Siempre que llevo este bizcocho a alguna reunión, los amigos insisten en que les cuente cómo se hace. Lo especial está en cómo el buttermilk (o leche cortada con limón) deja la miga súper suave y mantiene todo húmedo. Cuando el glaseado de queso crema cae por los lados se forman unos ríos dulces hermosos ¡no te resistes! Ya perdí la cuenta de todas las fiestas y celebraciones donde fue la estrella.
La esencia del bizcocho
Quiero contarte qué hace único este postre. Vas a necesitar mantequilla blandita, huevos frescos, vainilla pura para ese aroma delicioso y el truco estrella: el buttermilk, que lo deja increíble. Cada cosa suma su magia para que salga inolvidable. De verdad, usar ingredientes buenos marca toda la diferencia aquí.
Toque final dulce
El glaseado de queso crema lleva este bizcocho al cielo. Busca el queso más suave, azúcar glas (impalpable), un chorrito de leche y un poco de vainilla. Todo junto queda cremoso y envuelve el bizcocho de un brillo apetitoso. A veces ni me aguanto y le robo una cucharadita mientras espero que se enfríe.
Comenzando tu aventura de hornear
Aquí la clave es hacerlo con cariño y paciencia. Dedica unos minutos a batir bien la mantequilla hasta que parezca aire. Agrega los huevos uno a uno dándoles su tiempo para mezclarse bien. Disfruto ver cómo de cosas sencillas sale algo tan bonito. Así la cocina se llena de alegría pura.

Al horno a transformar tu casa
Mientras se hornea, tu casa va a oler a vainilla y mantequilla de una manera espectacular. Lo más difícil es aguantar esa hora sin abrir el horno por nada. Deja que el calor haga lo suyo y resiste la tentación de mirar.
El gran momento final
Cuando tu bizcocho esté frío llega lo más divertido. Vierte el glaseado cremoso y deja que resbale por todos lados haciendo esos chorros lindos. Siempre me hace sonreír porque recuerdo a mi abuela dejándome ayudar justo en esta parte. Cada chorrito del glaseado le da personalidad a tu obra.
Guarda la dulzura
Este bizcocho se conserva genial varios días (aunque en mi casa nunca llega al tercero). Basta con taparlo y dejarlo a temperatura ambiente: el buttermilk lo mantiene jugoso y fresco. El glaseado se mantiene perfecto, ni muy duro ni muy blando, así lo cortas fácil y siempre queda cremoso.
Varía como prefieras
Algunas veces le echo ralladura de limón para un toque cítrico o frutos rojos si quiero algo frutal. Ponle tu sello y prueba cosas nuevas. Aquí tú mandas, deja volar tu imaginación y cambia el sabor para lo que te apetezca.
Ideal para compartir
Siempre recurro a este postre para reuniones o cuando tengo que llevar algo a casa de familia. Aguanta bien el viaje y se ve espectacular al llegar. La miga firme lo hace perfecto para servir y compartir. Me encanta ver la cara de todos en cuanto lo saco de su caja.

Para cualquier época del año
En verano le pongo frutas frescas por encima. En otoño le van de maravilla las especias cálidas. En invierno lo espolvoreo con azúcar glas como nieve y en primavera me gusta decorarlo con flores comestibles. Este bizcocho se adapta a lo que quieras y siempre queda bien.
Sirve con estilo propio
Una porción simple ya es perfecta sola, pero si quieres lucirte, le agrego nata montada y frutas frescas según la estación. Si es una ocasión especial, caliento un poco la rebanada para que quede todavía más suave, o le pongo helado de vainilla como toque de lujo.
Dulce y equilibrado
Aunque es de esos postres para consentirse, el buttermilk le da una acidez suave que equilibra todo. Se disfruta cada mordida porque nunca empalaga ni queda pesado. Es el tipo de bizcocho que quieres comer hasta la última migaja.
Tips sencillos para triunfar
Tómate tu tiempo y usa los ingredientes a temperatura ambiente, no te saltés ese paso. Cuando le añadas la harina, hazlo suavecito y sin batir de más. Estos detalles sencillos separan un bizcocho bueno de uno espectacular.
Dudas comunes aclaradas
¿No tienes buttermilk? Mezcla leche con un poco de jugo de limón y listo. ¿Se pega el bizcocho al molde? Ve con generosidad con mantequilla y harina antes de poner la mezcla. Los trucos los fui aprendiendo con el tiempo en mi propia cocina.

Para todos los antojos
Mis amigos que no comen gluten también lo pueden disfrutar. Solo uso una mezcla buena de harinas sin gluten (de esas que reemplazan la harina común en la misma cantidad) y el buttermilk sigue haciendo su magia, dejando todo esponjoso.
Confianza horneando
Preparar este bizcocho da una seguridad increíble en la cocina. Cada paso te enseña algo nuevo y te va soltando la mano. Mirá las transformaciones y anímate a confiar en tu intuición. Verás que pronto lo harás hasta con los ojos cerrados.
Celebra la felicidad
La magia de este bizcocho está en cómo reúne gente. Ha sido el inicio de charlas, amistades y montones de recuerdos felices en tantas mesas. Cocinar es una forma preciosa de acercarnos.
Simplemente bonito
A veces lo más sencillo trae más alegría. Este bizcocho clásico de vainilla lo demuestra perfecto. El abrazo de ese glaseado de queso crema convierte cada bocado en pura felicidad.
De mi cocina a la tuya
Este postre lleva todo el cariño de la cocina de mi abuela, luego la mía y ahora la tuya. Cada vez que lo haces, sumás una historia. No olvides que lo importante es disfrutarlo y compartir, así que diviértete haciéndolo parte de tus memorias dulces.

Preguntas Frecuentes
- → ¿Por qué usar ingredientes a temperatura ambiente?
- Los huevos y la mantequilla a temperatura ambiente se mezclan mejor, logrando una masa más suave y una cocción uniforme.
- → ¿Puedo usar otro molde en lugar del Bundt?
- Sí, puedes hornearlo en dos moldes rectangulares de 9 pulgadas. Solo ajusta el tiempo de cocción y verifica la cocción con un palillo.
- → ¿Por qué alternar ingredientes secos y húmedos?
- Esto asegura que la mezcla sea homogénea sin batir en exceso. Comenzar y terminar con los secos ayuda a mantener la estructura.
- → ¿Cómo puedo almacenar este pastel?
- Guárdalo en un recipiente hermético a temperatura ambiente hasta por 3 días. En el refrigerador se conserva hasta por una semana.
- → ¿Puedo congelar este pastel?
- Claro, envuélvelo bien (sin glaseado) en plástico y papel aluminio. Congélalo hasta por 3 meses. Descongela antes de añadir el glaseado.