01 -
Sumerge las almendras en agua hirviendo durante unos 10 minutos hasta que la piel comience a desprenderse.
02 -
Coloca las almendras en un paño de cocina y frótalas para quitarles la piel. Si quedan algunas sin pelar, hazlo manualmente.
03 -
Coloca las almendras en el horno a 180°C (calor con ventilador a 160°C) por unos 8-10 minutos, hasta que empiecen a sudar.
04 -
Licúa las almendras enfriadas con la pizca de sal y, si quieres, añade vainilla. Detente a intervalos para revisar la textura.