
Hoy quiero contarte sobre mi proyecto favorito: ¡las falafel que salen perfectas! Ahora mismo en mi cocina huele increíble a especias de Medio Oriente mientras acabo de armar las últimas bolitas. Este plato, que descubrí hace muchos años, me atrapó desde la primera vez y hoy no hay quien me saque de mi versión estrella.
La historia detrás de mis falafel irresistibles
La primera vez que probé falafel auténticas fue en un pequeño sitio de Berlín y quedé alucinada. Esas pelotitas crujientes de garbanzo, llenas de sabor, me dieron ganas de intentar hacerlas en casa con mi propio toque.
Cómo elijo los ingredientes
Siempre arranco usando garbanzos secos que dejo toda la noche en remojo en un bol grande. También busco hierbas frescas que suelo comprar en el mercado y elijo especias que a veces muelo yo misma. Cada parte es vital para que quede ese sabor tan especial.
El paso inicial clave
La cosa comienza la noche anterior. Los garbanzos se van a remojar con un poco de bicarbonato, truquito que aprendí de una amiga libanesa. Al otro día, quedan listos para que salgan jugosos y no se deshagan.
El momento de organizar todo
Me encanta preparar las cosas antes de empezar. Lavo bien las hierbas, pico la cebolla y el aroma que sale llena todo el cuarto. Las especias siempre las tuesto un poco en la sartén, así sueltan mucho más sabor.
La chispa mágica
Cuando ya va todo al procesador de alimentos, ahí empieza lo divertido. Mezclo despacito y veo cómo va tomando ese color verde. La textura tiene que quedar entre medio, ni super triturada ni muy entera. Eso ya se siente con la práctica.

La pausa fundamental
Dejar reposar la mezcla es lo que hace la diferencia. Mientras tanto me preparo un té y pienso cómo van a salir al final. Las especias se integran y la masa gana cuerpo, queda justo en su punto para seguir.
Formar con calma
Formar las falafel es todo un ritual para mí. Con las manos mojadas hago bolitas parejas o a veces las aplano; si quedan redondas salen bien jugosas por dentro, y si las dejo chatas se ponen crujientitas afuera.
El gran momento
¡Freír es lo más emocionante! Cuando caen en el aceite caliente y empiezan a dorarse, el olor es para volverse loco. Las saco sólo cuando agarran ese color dorado que tanto me gusta.
Cómo me gusta servirlas
Prefiero sacar las falafel directo a la mesa, recién fritas. Les pongo hummus casero, pan tipo pita y una salsa de tahini mezclada con limón y hierbas. Además, les sumo verduras frescas bien crocantes y a veces un poco de pickles hechos en casa.
Para los días ligeros
Si busco algo más liviano, las horneo en vez de freír. Les echo un chorrito de aceite de oliva y quedan crujientes también. No es igual igual, pero igual de sabroso.
Mis trucos favoritos
Después de mucho ensayo y error, hay cosas que ya tengo claras. Nunca uso garbanzos de lata, no quedan bien. La mezcla debe reposar sí o sí en la nevera. Y no hay que tener miedo con la cantidad de hierbas frescas.

El secreto del bicarbonato
Un poco de bicarbonato hace toda la diferencia en mis falafel. Así salen esponjosas y ligeritas, casi como nubes crujientes. Lo aprendí de mi vecina de Jerusalén y revolucionó mi forma de prepararlas.
La mezcla de especias
Trituro comino y semillas de cilantro siempre justo antes de usar. Ese aroma te llena la cocina. Junto a las hierbas frescas, la masa se vuelve de un verde increíble, que es típico de mi versión.
Mi conclusión personal
Después de un millón de pruebas, me encanta cómo quedan mis falafel. Mantienen la tradición pero con mi toque. Y siempre me alegra cuando alguien me pide la explicación de cómo las hago.
La base tradicional
Viajando por Medio Oriente entendí que la falafel tiene mil variantes. Cada sitio tiene su manera, por eso me gusta juntar lo típico con lo que aprendo en mi propia cocina.
El toque final ideal
Si tengo invitados, monto una mesa bien colorida al estilo oriental. Además de las falafel pongo mi hummus casero, pickles de verduras y diferentes salsas. Porque comer también es mirar y disfrutar.
La textura perfecta
Lo clave en la falafel es que afuera queden crocantes y adentro jugosas. Si al morder suena crujiente y el relleno suelta todo su sabor, sé que salieron como me gustan.

Nutritivas y sin nada animal
Me encanta cocinar en versión vegana y las falafel son mi opción número uno. Tienen tantas proteínas y fibra, que hasta el más carnívoro queda feliz.
El punto al freír
La temperatura es todo. Uso termómetro y no dejo que baje o pase de 180 grados. Si está bajo, chupan grasa, y si te pasas, se queman afuera. Con el tiempo se agarra el truco.
Mis ideas nuevas
A veces me animo a probar cosas diferentes, como ponerles remolacha o espinaca. La base es igual, pero cambia el color y le da otro perfil de sabor.
Geniales para reuniones
Si tengo fiesta familiar, hago muchas y las dejo en el horno tibio para que cada quien agarre. Cada uno arma su sándwich con las salsitas y toppings que prefiere.
Congelar es práctico
Me gusta congelar la mezcla antes de freír, en porciones chicas. Así, siempre tengo para hacerlas frescas. Descongeladas y recien hechas, saben igual de ricas.
Salsas para todos los gustos
Me encanta poner diferentes salsas al servir. Desde hummus cremoso, pasando por harissa picante, hasta yogur con menta. Así la comida es aún más divertida.

Un bocado viajero
Lo que más me gusta de las falafel es cómo conquistan distintos rincones del mundo. Pasaron fronteras y hoy son el plato favorito de mucha gente. Para mí, son ese toque de hogar que siempre me gusta compartir.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Por qué es importante refrigerar la mezcla?
Cuando se enfría, el almidón se activa y ayuda a que las falafel no se deshagan al freírse. Además, permite que los sabores se intensifiquen mientras reposa.
- → ¿Puedo usar garbanzos cocidos?
No, para hacer falafel siempre se necesitan garbanzos secos que hayan sido remojados. Los garbanzos cocidos no tendrán la textura adecuada.
- → ¿Cuál es la mejor manera de formar las falafel?
Puedes usar un molde para falafel, una cuchara de helado, dos cucharas o simplemente tus manos para darle forma a las bolitas.
- → ¿Cómo sé que el aceite está en la temperatura correcta?
El aceite está perfecto (alrededor de 190°C) si al introducir un utensilio de madera, se forman pequeñas burbujas alrededor.
- → ¿Con qué puedo acompañar las falafel?
Por lo general, las falafel se sirven con hummus, salsa tahini, cebollas al sumac, ensalada fresca y pan pita.