01 -
Muele las fresas deshidratadas hasta hacerlas polvo. Si quieres, guarda una pequeña cantidad para el glaseado.
02 -
En un bol, mezcla el polvo de fresas con la harina.
03 -
Bate la mantequilla con el azúcar hasta obtener una mezcla suave. Añade la mezcla de harina poco a poco y bate a baja velocidad hasta que todo esté integrado.
04 -
Forma un disco con la masa, cúbrelo con plástico y refrigera durante 15 minutos.
05 -
Extiende la masa sobre una superficie enharinada hasta alcanzar un grosor de 6 mm. Usa cortadores para darles forma y colócalas en una bandeja con papel vegetal.
06 -
Deja las galletas cortadas en el refrigerador por 15 minutos más.
07 -
Llévalas al horno precalentado a 175°C por 15-17 minutos, hasta que estén cocidas pero sin dorarse demasiado.
08 -
Mezcla los ingredientes del glaseado. Decora las galletas ya frías con una capa fina o un chorrito. Déjalas reposar por 15 minutos para que el glaseado se endurezca.