01 -
Cubre una bandeja de horno pequeña con papel para hornear. Separa las claras de las yemas y bate las claras junto con una pizca de sal hasta que formen picos fuertes.
02 -
Calienta 125 ml de leche de coco junto con el chocolate negro y el cacao en una olla hasta que el chocolate se derrita y obtengas una mezcla homogénea. Deja que se enfríe un poco.
03 -
Bate la mantequilla suave, el azúcar y la vainilla en un bol hasta obtener una mezcla cremosa. Incorpora las yemas una por una y mezcla todo bien. Añade poco a poco los 150 ml restantes de leche de coco, la harina y la levadura, mezclando hasta conseguir una masa uniforme.
04 -
Separa la masa en dos partes. A una añade el coco rallado y la leche de coco restante, y mezcla bien. Incorpora, con movimientos envolventes, la mitad de las claras montadas. A la otra parte de la masa, añade la mezcla de chocolate con leche de coco que preparaste antes, y mezcla bien; luego, incorpora las claras restantes con cuidado.
05 -
Vierte las masas alternándolas en el centro del molde para crear el efecto marmolado: comienza con 2 cucharadas de una masa, luego coloca 2 cucharadas de la otra justo arriba, alternando hasta que termines ambas.
06 -
Hornea el pastel a 175 grados con calor arriba y abajo durante unos 45 minutos. Usa un palillo para comprobar si está listo. Una vez que lo saques, deja enfriar completamente sobre una rejilla y, después de unos minutos, desmolda con cuidado.
07 -
Derrite la cobertura de chocolate al baño maría. Vierte el chocolate fundido sobre el pastel, asegurándote de cubrir toda la superficie. Espera a que el chocolate se endurezca. Si quieres, espolvorea un poco de coco rallado por encima.