
La primera vez que probé este linguini picante con pollo me transportó de inmediato a esos veranos en la cocina de mi abuela. Recuerdo el aroma de la mantequilla fundiéndose con las hierbas frescas y el chisporroteo suave del pollo sazonado al punto. Este plato logra que ingredientes sencillos se sientan como un abrazo cálido y combina una cremosidad deliciosa con un toque picante que te hace querer otro bocado.
El otro día le hice esta pasta a mi cuñada, que normalmente no aguanta el picante. Terminó la cena pidiéndome el secreto y ya estaba planeando cocinarlo para sus amigas.
Súper Ingredientes Esenciales
- Pechugas de pollo: Elige trozos que estén firmes y no flojos, así quedan jugosos al cocinarlos
- Mantequilla: Mejor de buena calidad y sin sal, es lo que hace que todo sepa increíble
- Ajo: El fresco manda, los de bote no le llegan al sabor y aroma del de verdad
- Nata para montar: Busca la que sea entera y bien fresca para que tu salsa quede sedosa
- Linguini: Si localizas linguini cortado en bronce, ese es el mejor porque la salsa se le pega mucho más

Pasos Que Valen Oro
- Empieza con la base:
- Saca la mantequilla y déjala un rato afuera para que esté blandita, no hay prisa aquí.
- Prepara tu espacio:
- Pon el agua de la pasta a hervir antes que nada, la vamos a usar luego para lograr la salsa perfecta.
- Da sabor desde el inicio:
- Seca bien el pollo antes de sazonarlo, si queda húmedo no se va a dorar como debería.
- Junta y mezcla:
- Vas echando la nata y la mantequilla juntos al sartén y remueve despacio hasta que la salsa se vea suave y cremosa.
- Todo junto con cariño:
- Mezcla bien todo en la olla, asegurándote que la pasta se bañe bien de esa salsa sabrosa.
Mi hija pequeña siempre me pide estos fideos con la salsa picante al menos dos veces al mes. La salsa cremosa con ese puntito de picante hace que se sienta especial aunque sea súper fácil de hacer.
Acompañante Ideal
Un buen trozo de pan de barra crujiente transforma esto en una comida digna de fiesta, perfecto para no dejar ni gota de salsa en el plato. Si quiero hacerlo más especial, preparo una ensalada César rápida con pan frito casero y queda completo.
Dale Tu Toque
En Cuaresma cambio el pollo por camarones y queda buenísimo. Para quienes no comen carne, con champiñones grandes y carnosos, cortados gruesos, también resulta muy sabroso.
Sigue Disfrutando Después
Pasa lo que sobre a un tupper de vidrio mientras sigue tibio, así evitas que la salsa se corte. Cuando lo vayas a recalentar, vierte otro chorrito de nata y hazlo a fuego bajo removiendo suave, para que la salsa recupere su textura cremosa.
Ya he preparado este plato un montón de veces y nunca me cansa ver la cara de asombro con el primer bocado. Te muestra que cocinar bien es cuestión de cariño y no de técnica complicada. Un toque de esa mantequilla especial encima hace magia en cada plato.
Me encanta cómo en mi cocina este plato ha cambiado con los años. Empezó siendo una pasta sencilla y ahora es algo acogedor y especial. El truco está en dejar que los ingredientes simples brillen y ponerle el picante justo. Siempre recuerdo que lo mejor no es usar cosas raras o métodos complicados, sino saber mezclar sabores y cuidar cada detalle.
Todo Sobre Nutrición
Cada buena porción te da más o menos: 450 calorías, 28g de proteínas del pollo tierno, 18g de grasas buenas que vienen sobre todo del aceite de oliva y la mantequilla, 42g de carbohidratos de la pasta.

Con los años, este plato se ha vuelto más que una comida para mí. Me recuerda que lo más simple, hecho con esmero y amor, es lo que más se disfruta. Ver cómo la mantequilla compuesta se funde en la salsa y quedan esos charquitos de sabor hace que valga la pena. Es perfecto para una noche cualquiera o para quedar de lujo con invitados, justo lo que debería ser la buena comida casera.