01 -
Enciende el horno y ajusta la temperatura a 200°C (400°F). Coloca papel vegetal o un tapete de silicona en la bandeja para hornear.
02 -
Extiende las láminas de hojaldre descongeladas sobre una superficie enharinada. Si están rotas, únelas usando tus dedos, y alísalas ligeramente con un rodillo si es necesario.
03 -
Divide cada lámina de hojaldre en 4 cuadrados iguales con un cuchillo afilado o cortador de pizza. Al final, tendrás 8 cuadrados.
04 -
Coloca de 1 a 2 cucharadas del relleno de frutas en una mitad de cada cuadrado, dejando un margen de medio centímetro alrededor de los bordes. Asegúrate de no llenarlos demasiado para que no goteen durante el horneado.
05 -
Dobla cada cuadrado en forma de triángulo, cubriendo el relleno. Presiona los bordes con los dedos y haz marcas con un tenedor para sellar bien los lados.
06 -
En un pequeño bol, mezcla el huevo con la cucharada de leche hasta que quede homogéneo.
07 -
Pincela la parte superior de los triángulos con la mezcla de huevo. Esto dará un brillo dorado al hornearse. Si quieres, haz un pequeño corte en la parte superior para que salga el vapor.
08 -
Pon los triángulos en la bandeja, dejando espacio entre ellos. Hornea durante 15-20 minutos, hasta que estén inflados y dorados.
09 -
Saca los triángulos del horno y déjalos reposar en la bandeja entre 5 y 10 minutos. Luego, pásalos a una rejilla para que se enfríen un poco más.
10 -
Mientras se enfrían, mezcla el azúcar glas, la vainilla y la leche en un bol pequeño hasta obtener una textura que se pueda verter. Si es necesario, añade un poco más de leche.
11 -
Con una cuchara o una bolsita con un agujero pequeño, pon el glaseado sobre los triángulos ya enfriados.
12 -
Espera unos minutos para que el glaseado se endurezca un poco y sírvelos a temperatura ambiente o ligeramente tibios. Puedes espolvorearlos con más azúcar glas justo antes de servir.