01 -
Cubre una bandeja para horno con papel de hornear.
02 -
Bate los huevos junto con la leche en un recipiente pequeño hasta que se integren.
03 -
Sumerge cada ravioli en la mezcla de huevo, luego cúbrelos con pan rallado. Colócalos sobre la bandeja preparada.
04 -
Llena una olla profunda con aproximadamente 8 centímetros de aceite y calienta a 175°C.
05 -
Fríe los raviolis de 6 a 8 por vez durante 3 a 4 minutos, hasta que estén crujientes y dorados.
06 -
Espolvorea con el queso parmesano y el perejil. Sirve con la salsa de tomate caliente.