01 -
Tritura las galletas María, ya sea aplastándolas con un rodillo dentro de una bolsa de plástico o machacándolas con la base de un vaso. Derrite la mantequilla a fuego lento en un cazo, retírala del fuego y mézclala con las galletas trituradas. Coloca esta mezcla en un molde desmontable (de unos 26-28 cm de diámetro) y presiónala firmemente con la base de un vaso para compactar. Después, refrigera la base.
02 -
Enjuaga bien las fresas, quítales las hojas y córtalas en mitades o cuartos, dependiendo de su tamaño.
03 -
Combina el polvo de pudín con los 60g de azúcar y el azúcar vainillado. Añade 8 cucharadas de leche fría y mézclalo todo hasta que no queden grumos. Hierve el resto de la leche, apaga el fuego y agrega la mezcla de pudín, removiendo constantemente. Cocina durante 1-2 minutos hasta que espese. Inmediatamente incorpora el mascarpone y vierte esta crema sobre la base fría de galleta, nivelándola.
04 -
Distribuye las fresas preparadas encima de la crema de vainilla, de forma ordenada o como más te apetezca. Prepara la cobertura de gelatina roja mezclando el polvo de gelatina con el azúcar y el agua fría en un cazo pequeño. Cocina a fuego medio mientras remueves hasta obtener una mezcla espesa y roja. Vierte la gelatina sobre las fresas, comenzando desde el centro hacia los bordes, asegurándote de cubrirlas bien.
05 -
Deja que el pastel se enfríe a temperatura ambiente un rato y luego cúbrelo. Mételo al refrigerador al menos durante 3 a 12 horas para que se compacte. Antes de desmoldarlo, pasa un cuchillo por el borde para desprenderlo bien.