
Probé estas galletas de plátano y arándanos el verano pasado cuando buscaba desayunos rápidos y sanos para las mañanas movidas. La mezcla de plátanos maduros, avena gruesa y arándanos frescos da como resultado unas galletas riquísimas que parecen un capricho, pero en realidad son saludables. Ahora siempre las preparo cuando tengo que salir de casa corriendo o cuando los niños ya no quieren lo de siempre en la mañana.
Mi hijo adolescente, que siempre dice que no desayuna porque no le da tiempo, se lleva estas galletas sin pensarlo dos veces camino a la escuela. Parece que el truco está en llamarlas "galletas". Así, hasta los más perezosos se animan a comer algo temprano.
Ingredientes Fáciles
- Plátanos bien maduros - Hacen todo dulcito y ayudan a unir la masa
- Avena de hojuelas - Da cuerpo y energía permanente en la mañana
- Arándanos frescos - Súper jugosos y llenos de antioxidantes
- Miel o jarabe de agave - Un puntito más dulce pero sin exagerar
- Especias cálidas - Un toque de canela va de maravilla con el plátano y los arándanos

Preparación Deliciosa
- Eligiendo los plátanos
- Mientras más maduros y blanditos, mejor. Así quedan dulces sin poner más azúcar. Yo suelo dejar aparte algunos plátanos solo para esto. Cuando los machaco, dejo algunos trozos pequeños para que no quede todo como papilla. Si se te adelantaron y aún no están dulces, sólo sube un poco la miel o el agave.
- El tema de la avena
- Utilizo siempre avena tradicional porque da mordida y la galleta aguanta mejor, pero si solo tienes avena instantánea, también funciona (solo que quedarán un poco más blandos). A veces trituro la mitad de la avena apenas en el procesador para que la mezcla se una mejor, pero sin perder textura.
- Cómo mezclar los arándanos
- Mete los arándanos con cuidado al final para que no se revienten y pongan todo morado. Si tienes congelados, úsalos directo, así no sueltan tanta agua y la masa no queda pegajosa. Cuando uso frescos, los paso rápido por un poco de harina de avena y así no chorrea el jugo al hornear. Los arándanos pequeños reparten mejor en la masa.
- Formando las galletas
- Uso un medidor de 1/4 taza o una cuchara para helado y así quedan todas iguales. Me humedezco un poco las manos antes de aplanarlas para que no se peguen. No las hagas demasiado finas, medio centímetro está genial. Así no se deforman y cuecen parejo. Deja espacio entre ellas para que el aire circule. Salen blandas de horno, pero se endurecen genial al enfriarse.
- Horneando bien
- Se hornean de 12 a 15 minutos, pero todo depende de tu horno y de lo líquida que quede tu masa. Saca cuando los bordes ya se vean firmes y doraditos pero el centro siga suave (que no se vea mojado). Más tiempo y se resecan; poco tiempo y se te deshacen. Yo reviso a los 12 minutos y casi siempre a los 14 están perfectas.
- Enfriar con maña
- Déjalas reposar 5 minutos en la bandeja antes de moverlas porque están frágiles en caliente. Después pásalas a una rejilla (a veces con el papel de horno incluido para no arriesgarse a romperlas). Cuando ya estén frías de verdad, no se desmoronan y son ideales para llevarte a donde quieras.
Mi marido, que siempre duda de las versiones "saludables" de los postres, agarró una pensando que era una galleta cualquiera. Cuando la probó, me soltó: "Oye, están muy buenas, de verdad se las puedes dar a cualquiera", y eso lo tomo como el mejor cumplido.
Acompañamientos Top
Van geniales con yogur griego si quieres un desayuno más completo. Para el brunch de fin de semana, las sirvo con ensalada de frutas y huevos revueltos. También son perfectas para la lonchera junto a un poco de queso fresco tipo Oaxaca o huevos duros. Y después del cole, mis hijos las devoran con un vaso de leche fría.
Ideas Creativas
Prueba con frambuesas, fresas picadas o lo que tengas de frutas pequeñas para variar. Unas chispas de chocolate oscuro y ya tienes versión golosa pero igual de sana. También puedes ponerles una cucharada de semillas de chía o de linaza molida para sumar más nutrientes. El otoño pasado les puse manzana bien picada y un extra de canela, y salieron con sabor a tarta casera, ¡perfectas para las mañanas fresquitas!

He preparado estas galletas de plátano con arándanos para desayunos normales, en viajes largos y siempre quedan bien. Empezar el día con algo rico y sano es un gustazo. Mi hija ahora me ayuda a hacerlas los domingos para tener siempre algo listo entre semana, y ya es parte de nuestra rutina de familia. Muchas veces lo más útil para resolver la vida diaria es algo simple, casero, y que de verdad te den ganas de comerlo.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Puedo usar arándanos congelados en lugar de frescos?
- Claro, puedes usar arándanos congelados. Es mejor agregarlos directamente congelados (sin descongelar) para evitar demasiada humedad y que tiñan la masa, lo que ayuda a mantener la textura firme de las galletas.
- → ¿Qué tan maduros deben estar los bananos?
- Los bananos deben estar muy maduros, con muchas manchas marrones o incluso casi completamente marrones. Cuanto más maduros, más dulces serán y más fácil será machacarlos. Esto mejora el sabor y aporta más dulzura natural a las galletas.
- → ¿Estas galletas no contienen gluten?
- Pueden ser sin gluten si usas avena certificada libre de gluten. Aunque la avena no contiene gluten de manera natural, a menudo se procesa en instalaciones que también trabajan con trigo. Para evitar la contaminación cruzada, elige avena etiquetada específicamente como sin gluten.
- → ¿Se pueden añadir otros ingredientes?
- ¡Por supuesto! Estas galletas son muy versátiles. Puedes agregar ¼ de taza de nueces picadas (como almendras, nueces o pecanas), 2 cucharadas de semillas de chía o linaza, ¼ de taza de coco rallado, o cambiar los arándanos por fresas o frambuesas picadas.
- → ¿Cómo sé si las galletas están listas?
- Las galletas estarán listas cuando se vean firmes y ligeramente doradas en los bordes, generalmente después de 12-15 minutos en el horno. No se dorarán completamente ni se pondrán crujientes como las galletas tradicionales, ya que no tienen grasa añadida. Aunque estén suaves al sacarlas, se endurecerán un poco mientras se enfrían.