
Hoy mi cocina huele increíble a palitos de hojaldre con jamón y queso recién horneados. Son tan crujientes y sabrosos que, cada vez que los hago para una reunión, desaparecen rapidísimo. Lo mejor es que no tienes que complicarte, porque se preparan sin esfuerzo y quedan buenísimos tanto calientes como fríos.
Por qué son irresistibles
Lo que más me gusta de estos palitos es que sirven para cualquier plan. Te arreglas con poquísimos ingredientes y el resultado siempre queda genial. La mezcla de hojaldre crujiente, jamón sabrosón y queso fundido engancha mucho. Yo siempre los pongo en el centro de la mesa cuando tengo invitados.
Lo que necesitas
Suelo usar una lámina de hojaldre frío del súper, unos 100g de jamón cocido en tiras finitas y la misma cantidad de queso rallado, como manchego suave o edam. Mezclo una yema con un chorrito de agua para pincelar y dar brillo. Si quieres, añade semillas de sésamo o de amapola por encima.

Así salen siempre bien
Estira el hojaldre y coloca primero jamón y luego queso sobre una mitad. Pliega la otra mitad encima y corta tiras de unos 2cm de grosor. Gira las tiras despacito para que se vea bien el relleno. Píntalas con la yema batida, échales semillas si te gustan y lleva todo al horno precalentado a 200 grados. En 15 o 20 minutos estarán dorados y perfectos.
Ideas para variar
En casa nos gusta probar cosas. A veces los hago con tomate seco y albahaca para una opción sin carne. A los niños les chifla la versión dulce con crema de cacao y avellanas. Otras veces los relleno con feta, aceitunas y hierbas para darles un toque mediterráneo.
Cómo los pongo en la mesa
Siempre saco un dip de queso crema con hierbas para acompañar. También van buenísimos con una crema de calabaza o formando parte de una tabla de aperitivos. Si tienes fiesta, colócalos al centro con otros bocados y verás cómo vuelan.
Mis trucos favoritos
Lo más importante es que el hojaldre esté bien frío así queda súper crujiente. Cuando enrosco las tiras lo hago con calma para que el relleno no se escape. Que sean todos parecidos de tamaño ayuda a que se hagan igual. El sésamo les da un punto bonito y más sabor.

Cómo los mantengo frescos
Puedes dejar los palitos preparados antes. Yo los armo, los guardo tapados en la nevera y los horneo justo antes de servir. Si ya están hechos, ponlos en un recipiente que cierre bien y aguantan dos días. Si se quedan fríos, dales un golpe de horno y listos.
Siempre van bien
Para una noche de pelis, una fiesta o la mesa de celebraciones, estos palitos encajan perfecto. Me salvan cuando surge una visita de imprevisto y siempre son mi as bajo la manga para quedadas sin estrés. Funcionan bien en cualquier ocasión.
Un toque ligero
No son lo más light del mundo, pero en porciones pequeñas se disfruta mucho. Yo los acompaño con crudités o una ensalada fresca. Si usas jamón bajo en grasa y queso más suave, quedan con menos calorías y se siguen sintiendo ricos.
Un guiño a lo clásico
La idea viene de la cocina francesa, donde siempre ha sido muy típico usar hojaldre. Mi versión es más actual y demuestra que se puede hacer mil cosas distintas con este clásico.

Combinaciones top
Con una sopita caliente como primer plato, con cava o en una mesa de picoteo, estos palitos siempre quedan bien. Son el acompañamiento ideal para otros bocados y suelen ser lo primero que agarran los invitados. Siempre funcionan y nunca fallan.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Se pueden preparar con antelación?
Son más ricos recién hechos, pero también puedes hornearlos antes y calentarlos justo antes de servir.
- → ¿Qué tipo de queso es el más adecuado?
Elige quesos que se derritan bien, como Gouda o Emmental, para un sabor delicioso y textura perfecta.
- → ¿Existe una alternativa vegetariana?
Puedes sustituir el jamón por pimientos o aceitunas. También quedan deliciosos con otros vegetales.
Conclusión
Preparación sencilla y rápida de palitos de hojaldre crujiente con relleno de jamón y queso. Una opción ideal para acompañar tus fiestas.