
¿Conoces esa sensación cuando el sol empieza a calentar y te entran unas ganas locas de algo verde y fresco? Así nació mi nuevo plato favorito: una cremosa combinación de brócoli y garbanzos. No solo luce increíble, también da un buen subidón de energía. Es justo lo que apetece cuando el invierno finalmente da tregua.
Cremosa y súper fresca
A mí me encanta tener algo caldoso también en primavera. Pero claro, en esta época, prefiero que sea ligero y bien verde. Esta sopa es justo mi respuesta: el calor reconfortante del caldo se junta con verduras frescas. Es como tener lo mejor de cada mundo en una cuchara.
Mis básicos favoritos
Mira, te cuento quién manda en esta sopa. El protagonista son 500g de brócoli crujiente, que siempre busco en el mercado local. Luego sumo 300g de patata tipo Monalisa (o la que tengas para puré) para darle cuerpo y 200g de apio nabo para ese toque especial. Una cebolla grandota y tres dientes de ajo bien picados ponen la base sabrosa. Todo arranca con aceite de oliva y la mezcla de mis condimentos favoritos: cayena y nuez moscada. Echo 750ml de caldo de verduras casero y 240g de garbanzos para que sacie bien. El truco secreto son 25g de anacardos, que dan esa textura suave. Espinacas frescas y perejil le ponen el color verde al plato. Levadura nutricional y mostaza aportan más sabor. El remate: sésamo y semillas de girasol tostadas por encima, para que cada bocado tenga sorpresa.
Así la preparo yo
Arranco cortando todas las verduras. Cebolla a trozos grandes al fondo de la olla, ajo bien picado. La patata y el apio nabo los corto igual, a dados de unos 2cm. El brócoli lo divido en pequeños ramilletes, y también pelo y pico el tallo, que da saborazo. Empiezo sofriendo la cebolla y el ajo, luego echo patata y apio nabo. Aquí ya le meto cayena y nuez moscada, que huele genial. Dejo que el brócoli se dore un par de minutos y entonces va el caldo. Mientras hierve todo, en una sartén tuesto el sésamo y las semillas de girasol hasta que estén doradas y aromáticas. El topping se completa con el perejil picado. A los 8 minutos, añado los garbanzos. Lo especial llega al final: los anacardos, la espinaca, el perejil, la levadura y la mostaza se baten con un poco de la sopa hasta que queda cremoso, y lo mezclo todo junto al resto.
Brócoli: el crack verde
Para mí, el brócoli se lleva todos los aplausos aquí. Es impresionante por su color y lo sano que es. Cuando lo echo a la olla, procuro que siga crujiente, así no pierde nutrientes ni ese tono tan bonito.
Garbanzos: los que nunca fallan
Los garbanzos se han vuelto los multiusos de mi cocina. Aquí no solo llenan más, también dejan la textura más rica. Desde que los descubrí, los echo en casi todas mis sopas. Logras ese toque cremoso, pero sin sentirla pesada.

Suave sin nata, el secreto
Los anacardos son la clave para la textura aterciopelada. Junto con la levadura nutricional, consiguen esa cremosidad que normalmente solo da la nata. La primera vez lo probé sin muchas expectativas, y me sorprendió mucho. Ahora no falta en mi repertorio.
Mi pasión por la espinaca
La espinaca fresca es mi as bajo la manga para ese color verde tan potente. Aporta un sabor entre dulce y terroso que combina perfecto con el brócoli. Y si la recojo directa del huerto, es aún mejor.
El toque arriba lo cambia todo
Para mí, nada supera el crujiente de arriba. Cuando las semillas se tuestan, la cocina huele que alimenta. El perejil fresco le da ese punto de color y chispa. Este topping hace que cada bol se vea único.
Para todos en casa
En mi familia siempre triunfa esta sopa. A los niños les encanta lo cremosa que queda y ese crunch del topping. Mi pareja siempre comenta el sabor especiado, y yo feliz de que todos disfruten más verdura. Incluso mi sobrina, que odia todo lo verde, se la termina enterita.
Ideal cuando hay invitados
Si vienen amigos a comer, esta es la primera opción en mi cabeza. Es colorida y queda muy vistosa en la mesa. El contraste verde con el topping oscuro no falla. Además, la puedes dejar lista con antelación y así no me pierdo nada de la reunión.
Dale tu toque
Cada vez me animo a probar variantes. A veces pongo alubias en vez de garbanzos, o cambio los frutos secos. Cada versión tiene su encanto. La receta es solo el punto de partida para improvisar.

Cocina fácil con antelación
Si tengo un día a tope, agradezco que esta sopa aguanta perfecta en la nevera y también congelada. Solo tuesta el topping en el momento y listo, sigue quedando deliciosa.
La mezcla perfecta
Lo chulo de esta sopa es cómo mezcla lo cremoso y lo entero. Al triturar solo una parte y dejar algunos garbanzos enteros, cada cucharada es diferente. A veces la disfruto bien despacio para saborear cada ingrediente.
Alimenta mucho más que el cuerpo
Esta sopa es pura energía. Está a tope de vitaminas, minerales y proteína vegetal, así que anima el día y alimenta bien. En primavera, cuando todos buscamos un Plus extra, no hay nada mejor.
Fácil y rápida
Para esos días que todo va rápido, esta sopa me salva. Media hora y tienes algo sabroso en la mesa. Mientras hierve, puedes aprovechar para preparar otras cosas. Perfecta para no complicarse.
Funciona todo el año
Aunque la inventé cuando empezaba la primavera, la hago en cualquier estación. En el frío reconforta un montón y en verano, un poco templada, entra genial. Los sabores frescos conquistan siempre.
El truco del brócoli
He aprendido con el tiempo que el brócoli es el secreto del éxito aquí. Solo necesita cocer lo justo para seguir con vida y color. Si te pasas, la sopa pierde ese verdor y se apaga mucho.
Panes que van bien
El pan de ajo casero que hago queda perfecto con esta verdura en caldo. A veces lo paso a daditos y hago crotones para poner encima. Así ganas más textura y variedad. Sopa caliente con pan crujiente es un combo imbatible.

Por qué no me canso de hacerla
Esta sopa de brócoli con garbanzo me demuestra que comer sano no tiene que ser aburrido. Cada cucharada me carga las pilas por el sabor y lo natural de los ingredientes. Se ha vuelto una fija en mi cocina y nunca defrauda a nadie.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Puedo usar espinacas congeladas?
- Sí, puedes usarlas. Solo descongélalas antes y escurre bien para evitar que la sopa quede acuosa.
- → ¿Qué aportan los copos de levadura?
- Le dan un sabor intenso y algo similar al queso, además de hacerla más cremosa. Son clásicos en recetas veganas.
- → ¿Se pueden omitir los anacardos?
- Sí, aunque aportan cremosidad. Puedes usar almendras o dejarlos fuera para una versión menos espesa.
- → ¿La sopa es picante?
- La sazón depende del cayena. Ajusta según tu preferencia, usa menos si prefieres algo más suave.
- → ¿Es necesario el topping?
- El topping añade textura crujiente y nutrientes extra. Es recomendable aunque opcional.