
Me topé con estas uvas congeladas cubiertas en gelatina el verano pasado, justo cuando hacía un calor insoportable y necesitaba algo súper frío y dulce para los niños que no terminara derritiéndose en todas partes. El contraste entre las uvas heladas y la capa colorida de gelatina hace unos bocadillos mini tipo polo, buenísimos. Ahora son nuestro snack favorito para tardes de piscina y juntadas al aire libre.
La primera vez que los hice, los hijos de mi vecina estaban jugando en casa y se quedaron fascinados mirando el proceso. Al día siguiente, mi vecina me escribió que su hija le exigió hacer su propia tanda. A veces lo más sencillo sorprende más a los niños.
Ingredientes fáciles
- Uvas frescas - Son la base perfecta, jugosas y naturalmente dulces
- Polvo de gelatina saborizada - Le da esa cobertura de caramelo y puedes elegir cualquier sabor que te guste
- Agua - Solo la justa para que la gelatina se pegue sin que se disuelva
- Palillos - Son el mejor truco para sumergir y cubrir sin ensuciarte

Uvas Divertidas
- Método de congelado
- Coloca las uvas separadas en una charola cubierta con papel vegetal para que no se peguen. Prefiero papel vegetal porque el de cera se pega mucho. Si haces un montón, mete otra capa de uvas con papel entre medio después de una hora. Puedes congelarlas una hora para comer rápido, pero si las dejas 2-3 horas quedan más firmes pero fáciles de morder.
- Selección de uvas
- Elige uvas verdes sin semillas, suelen estar más firmes y ácidas, lo que combina genial con la cubierta dulce. Las rojas también van bien, sobre todo con sabores como frambuesa o uva. Lo más importante es que estén tersas, nada blandas ni pasadas, porque si no se hacen pure al descongelar. Yo me fijo en que estén gorditas y con los tallos verdes, eso es señal de frescura.
- Combinaciones de sabores
- A mí me gusta que coincidan el color de la gelatina y las uvas, como uvas verdes con gelatina sabor limón, o uvas rojas con gelatina de frutas rojas. Si quieres un plato de colores para una fiesta, haz cada sabor por separado. A mis hijos les encanta mezclar cosas y poner, por ejemplo, gelatina de frambuesa a las uvas verdes. El chiste es probar sabores y hacer lo que más te apetezca.
- Técnica para bañarlas
- Clava el palillo despacito para no traspasar la uva. Métela en agua un segundo (sin pasarte para que no se encharque) y después pásala por el polvo de gelatina girándola, así queda toda bien cubierta. Si quieres más color o sabor, repite el baño y el empanizado una vez más.
- Secado de las uvas
- Es clave secarlas súper bien después de lavarlas. Yo las pongo sobre papel de cocina, les paso otra servilleta por encima y las dejo al aire unos 15-20 minutos para que no quede ni gota. Si hay agua, la gelatina se deshace y no se pega bien. La primera vez no esperé y quedaron muy irregulares. Ahora siempre me aseguro de que estén bien secas.
- Cómo guardarlas
- Cuando ya están bien congeladas, pásalas a una bolsa o tupper que puedas meter al congelador. Se conservan como un mes sin problemas pero en mi casa nunca duran tanto. A veces mezclo varios sabores y salen súper vistosas. Si las saco para una reunión, las pongo en un bol con hielo para que aguanten bien frías sin deshacerse.
Mi hijo adolescente, que normalmente nunca toma fruta y prefiere cualquier chuchería empaquetada, el verano pasado empezó a ir directo al congelador por estas uvas en vez de por helados. Esa mezcla de jugosidad, frío y el toque ácido-dulce conquista hasta a los más exigentes.
Combinaciones ideales
Sírvelas con otra fruta fresca para darle color a una bandeja de postres. Yo las pongo en una fiesta junto a más snacks helados cuando hago barra de meriendas en verano. Si las incluyes en el brunch, quedan súper lucidas y a todo el mundo les gustan como tentempié refrescante. A mis hijos les emociona como merienda cuando llegan del cole y yo disfruto un puñadito después de cenar sin sentirme culpable.
Ideas originales
Agrega un poco de ácido cítrico al polvo de gelatina para que sepan más a caramelo ácido. Si es una reunión de adultos, puedes remojar las uvas en vino una hora antes de secarlas y cubrirlas. También puedes espolvorear azúcar gruesa después de la gelatina para que quede crujiente y brillante. Una vez probé mezclar gelatina con caramelos peta zetas y bañar algunas uvas ahí, fue lo más divertido en el cumple de mi hija.

He preparado estas uvas de caramelo para todo: desde snacks diarios hasta fiestas de cumpleaños, y siempre son un éxito. Me encanta que con un par de cosas simples conviertas unas uvas aburridas en bocaditos coloridos con ese típico sabor entre dulce y ácido. Mi hija siempre me pide probar sabores nuevos cuando se acaban. A veces lo más memorable en la cocina es dar un giro divertido y rico a algo saludable, creando buenos momentos en familia.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Cuánto tiempo duran las uvas caramelizadas en el congelador?
- Si las guardas en un recipiente hermético o bolsa de congelador, pueden mantenerse bien por hasta 2 semanas. Para un mejor sabor y textura, procura consumirlas durante la primera semana. Si notas que el Jell-O empieza a disolverse o las uvas tienen quemaduras por el frío, es hora de preparar un lote fresco.
- → ¿Puedo usar Jell-O sin azúcar?
- ¡Por supuesto! La versión sin azúcar funciona perfectamente y es ideal si buscas reducir más el contenido calórico. El proceso de recubrimiento es igual, pero tendrás un dulce fresco con menos culpa.
- → ¿Necesito dejar que las uvas se descongelen antes de comer?
- No hace falta. Estas uvas están hechas para disfrutarse congeladas, lo que les da una textura tipo sorbete. Pero si las prefieres un poco más suaves, déjalas reposar unos 5 minutos a temperatura ambiente antes de comer.
- → ¿Por qué es tan importante secar las uvas antes de cubrirlas?
- Es clave porque la humedad extra hará que el polvo de Jell-O se disuelva antes de pegarse. Sécalas bien con toallas de papel y, si puedes, déjalas al aire seco unos minutos para conseguir una cobertura uniforme.
- → ¿Se pueden combinar diferentes sabores de Jell-O para cubrir las uvas?
- ¡Claro que sí! Es divertido crear mezclas únicas. Por ejemplo, mezcla sabores que se complementen como fresa y limón para algo dulce y ácido, o juega con colores festivos como rojo y verde para Navidad, o naranja y morado para Halloween.