
Un día durante la temporada de fútbol, se me ocurrió experimentar con unas alitas de pollo en la freidora de aire y el resultado fue inesperadamente genial. Esa piel crujiente con una salsa de mantequilla, ajo y queso tenía a todos dándole vueltas a la cocina preguntando cuándo salía la próxima tanda. Estas alitas ahora son lo más pedido en casa cuando hay partido. Hasta mi hijo, que suele esquivar el ajo, repite plato.
Magia en la Cocina
Después de muchas reuniones familiares terminé afinando estas alitas hasta que quedaron espectaculares. El momento en que la salsa de ajo parmesano se engancha en las alitas calientes es pura magia. Mi hija siempre dice que verlas en la freidora dorarse supera a cualquier programa de cocina. Con solo olerlas ya todos se asoman a la cocina.
Elegir Bien
- Alitas frescas: En la carnicería del barrio eligen las más jugosas.
- Queso parmesano auténtico: Siempre comprado en trozo, nunca rallado de bolsa.
- Buen toque de mantequilla: Prefiero la de estilo europeo porque aporta más sabor.
- Hierbas frescas: Nada mejor que un poco de perejil recién picado del jardín o la maceta.
- Mezcla especial de especias: Uso una mezcla propia con paprika y pizca de pimienta para dar chispa.
Preparación Sencilla
Lo primero es dejar bien secas las alitas, ya casi lo hago sin pensarlo porque sé que ahí se consigue el dorado perfecto. Mientras la freidora calienta, masajeo la mezcla de especias en el pollo. Ya entrando ganas de probarlas.
Cocinar Bailando
Me encanta ver cómo van cambiando las alitas dentro de la freidora. Cada lote sale super doradito y huele a gloria con ese perfume de ajo y parmesano tostado.

Salsa Tentadora
Hacer la salsa de parmesano y ajo ya se volvió mi ritual favorito. Derrito mantequilla y doro ajo recién picado para que se mezclen todos los sabores. Mi hijo siempre quiere ayudar solo para quedarse con la primera alita lista.
Todo Junto Sabe Mejor
Mezclar las alitas recién hechas y crujientes en la salsa de mantequilla y ajo es pura felicidad. El queso parmesano se derrite sólo un poco, pegándose en cada bocado. Nunca salen dos tandas iguales, pero todas quedan buenísimas.
Tradición de Partidos
Ya es ley: en cada partido no pueden faltar estas alitas. Quien quiere la primera tanda tiene que llegar pronto. La freidora no para ni un minuto y todos contentos durante todo el juego.
Para Compartir Sin Límites
El ritual familiar es montar una estación de alitas. Cada quien elige su salsa para mojar y servilletas nunca faltan. Entre platos y charla, la tarde se va volando.
Crea Recuerdos
Muchos de esos momentos divertidos en familia han sido alrededor de estas alitas. Ya sea una pachanga dominguera o una fiesta grande, logran que todos se junten y pasen un buen rato.

Lo Que se Aprende Cocinando
Enseñar a mis hijos a preparar estas alitas me regaló grandes momentos con ellos. Aprenden sobre los tiempos, cómo sazonar y lo bonito que es cocinar para la familia y amigos.
Sábado Sabroso
Los fines de semana piden a gritos estas alitas. Apenas empieza a oler la cocina, todos saben que es hora de relajarse y disfrutar juntos. A veces cambiamos algún ingrediente, pero la versión original sigue ganando por goleada.
Fiesta Garantizada
He llevado estas alitas a todo tipo de reuniones. Cumpleaños o comidas casuales, siempre se acaban. Amigos nunca piden la receta, ¡la exigen! Nadie cree que algo tan sencillo pueda ser así de rico.
Limpieza Fácil
Lo mejor es que limpiar la cocina lleva nada. Sin grasa ni líos, solo platos limpios y caras felices. Así sobra tiempo para seguir charlando en vez de fregar ollas.
Cambia con las Estaciones
Voy ajustando los sabores según el clima. En verano meto hierbas como albahaca, y en invierno le agrego un poco de especias más intensas. Cada temporada le da su toque especial.

Cocinar en Familia
Preparar alitas juntos ya es nuestro momento de conexión. Cada quien hace algo: unos preparan las alitas, otros la salsa. Estos ratos en la cocina son lo más valioso.
Siempre Mejorando
Incluso después de preparar mil veces, seguimos probando trucos nuevos. Un aderezo diferente, otro tipo de salsa. La cocina no deja de sorprendernos.
Ya es Nuestra Tradición
Estas alitas ya son parte de la historia familiar. Están en las fiestas, en tardes tranquilas, en celebraciones. Marcan un antes y después en cada ocasión especial.
Compartiendo Buen Rollo
No hay nada como ver a alguien probar estas alitas por primera vez. Se les ilumina la mirada con el primer bocado bien sazonado. Comer juntos siempre une a la gente.
Más Que Alitas
En esta casa, las alitas con ajo y parmesano en la freidora son mucho más que solo un platillo. Significan tiempo en familia, risas y momentos memorables alrededor de la mesa. Cada tanda cuenta su propia historia de encuentros y ratos felices juntos.

Preguntas Frecuentes
- → ¿Por qué secar las alitas antes de cocinarlas?
- Secarlas retira el exceso de humedad y esto asegura que queden súper crujientes al cocinarlas.
- → ¿Cuál es la función del polvo de hornear?
- El polvo de hornear ayuda a que las proteínas de la piel del pollo se descompongan, logrando alitas más crujientes tras usarlas en la freidora.
- → ¿Cómo sé si las alitas están listas?
- Las alitas deben alcanzar una temperatura interna de 165°F, y deben estar bien doradas y crujientes por fuera. Usa un termómetro para estar seguro.
- → ¿Por qué evitar llenar mucho la bandeja?
- Separar bien las alitas permite que el aire caliente circule por todas partes, asegurando que se cocinen y queden crujientes uniformemente.
- → ¿Puedo preparar estas alitas con anticipación?
- Es mejor disfrutarlas recién hechas y calientes para que sean más crujientes. Si es necesario, puedes recalentarlas unos minutos en la freidora para que vuelvan a su punto.