
¿Te pasa que en casa cada quien quiere algo distinto? Cuando mis peques aún eran unos tornados a la mesa, a veces no sabía qué cocinar. Pero te juro que desde que el calabaza llegó, todo cambió. Ya sea hecha sopa cremosa o risotto bien jugoso, los platos con calabaza sacan sonrisas aquí hasta en los días más locos. Lo suave que queda, es lo que más conquista.
Por qué me encanta la sopa de calabaza
Lo que me flipa de la calabaza es ese dulzor natural que queda tremendo con especias. Siento que es pura comida reconfortante y todos en casa se ven felices cuando la sirvo. Ahora que empieza el frío, no hay nada que me apetezca más que tener un cuenco humeante de esta delicia cremosa entre manos.
Mis imprescindibles
Después de muchos intentos, ya tengo la mezcla ganadora. El centro de todo es una calabaza Hokkaido bien grande, troceada para que sea más fácil. Arranco siempre con un buen chorreón de aceite de oliva y un poco de mantequilla, y luego echo una cebolla grande picada y dos dientes de ajo. No puede faltar el jengibre fresco, que le da ese golpe cálido tan especial. Un toque de curry en polvo le viene perfecto para el toque diferente. Lo suyo es usar un litro de buen caldo de verduras más 100 gramos de nata para cocinar bien cremosa. Para coronar, setas salteadas (puedes poner portobello o champiñones), perejil fresco y un chorrito de aceite de semillas de calabaza. Hay fiesta segura.
La forma fácil de que quede buenísima
Te cuento mi rutina favorita para la sopa. Empiezo picando cebolla, ajo y el jengibre. Después parto la calabaza, así se cocina todo parejo. En una olla, dejo fundir mantequilla con el aceite de oliva y echo la mezcla de cebolla, hasta que huele de maravilla. Van los trozos de calabaza y cuando todo tiene color, un poco de curry. Ese olor lo dice todo. Añado el caldo y toca esperar. Cuando pasen unos 25 minutos y esté la calabaza blandita, viene mi parte favorita: triturar. La nata consigue que quede sedosa y suave. Mientras tanto preparo las setas a la plancha, que queden doradas. Una pizca de perejil, el aceite de semillas de calabaza y una cucharada de nata extra y listo, cada plato queda precioso.
El Hokkaido, un tesoro casero
Después de varios años cocinando calabaza, el Hokkaido siempre es mi favorito. Es fácil porque se puede comer con todo y piel, y la textura cremosa con su dulzor le va rutinariamente bien a cualquier especia. Cada cucharada es una sorpresa rica.
Lo mío con el jengibre
Uso jengibre fresco porque es mi pequeño truco. Esa calidez se nota enseguida y hace que el sabor dulce de la calabaza destaque aún más. Siempre lo rallo fino, casi se derrite y reparte su aroma parejo en toda la olla.

Jugando con el curry
Una cucharadita de curry mete un rollo diferente y sugerente. Es como irte de viaje un segundo con cada cucharón. Me mola ir variando de mezcla de currys, así nunca sabe igual y siempre sorprende.
El tip de la nata
La nata para cocinar hace la sopa ultrasuave, realmente se siente como terciopelo en la boca. Cuando le quiero dar un giro vegano, uso leche de coco y queda brutal, además te lleva el sabor a sitios nuevos.
El toque especial de las setas
Las setas, últimamente uso portobello o champiñones, son mi último hallazgo para esta sopa. Al dorarlas en mantequilla, la cocina huele increíble. Ese sabor a fruto seco queda perfecto con lo cremoso y da una sorpresa extra en cada bocado.
Ese aceite que lo cambia todo
No puedo acabar sin un chorrito de aceite de semillas de calabaza, le mete un sabor tostado que no encuentras en otra cosa. Desde que lo probé en una visita a Castilla y León, no concibo esta sopa sin ese remate.
Un plato que une a todos
Me fascina cómo esta sopa nos junta a todos en casa. A los niños les chifla lo cremosa y dulzona. Mi pareja se queda con el toque crujiente de las setas por encima. Yo me siento feliz de ver los platos vacíos. Esos momentos son los que de verdad valen la pena en la cocina.
Ideal para adelantarte
Cuando tengo un día movido, es un respiro saber que me espera sopa en el frigo. Aguanta dos o tres días bien y recalentada, incluso está mejor. Suelo añadir un poco más de nata al calentar y las setas siempre las preparo frescas, marca la diferencia.

Para cambiar según tu antojo
He jugado mucho con esta sopa. Si encuentro rebozuelos (y es temporada), los uso en vez de setas normales y queda top. Para amigos veganos, nata fuera y entra leche de coco, el sabor cambia y le da vida propia. Lo bueno es que cada versión tiene su encanto especial.
Consistencia perfecta, sin líos
El momento de triturar es lo mejor de todo. Se convierte en una crema totalmente suave, siempre me sorprende. La calabaza Hokkaido no falla y ni hace falta usar maicena o espesantes. A veces la paso dos veces por la batidora y el resultado es de lujo.
Para cuando vienen visitas
Esta sopa siempre es un éxito cuando tengo invitados. Queda súper vistosa con las setas y ese aceite verde. El sabor es sofisticado y todos preguntan cómo se hace. La mayor satisfacción es verlos callados, saboreando hasta la última cucharada.
La estación en un plato
Cuando ya refresca afuera y se caen las hojas, esta sopa es como un abrazo caliente. Su color naranja, el fondo cremoso y el toque de especias dan ganas de otoño incluso en días grises. Para mí, el otoño no es lo mismo sin su sabor en la mesa.
No solo rica, sino te hace bien
Me encanta que, aparte de deliciosa, le hace bien al cuerpo. La calabaza va cargada de vitaminas, el jengibre calienta por dentro y las setas suman nutrientes. Comer sano así, sí que mola.
Fácil para diario y siempre especial
En jornadas locas, esta sopa me salva. Todo sencillo, rápido y siempre sale bien buena. Mientras hierve, hago otras cosas. Al final tienes algo que alegra cualquier día aunque estés a mil.
Un clásico revivido
Mi abuela ya preparaba calabaza, pero acá la mezclo con jengibre, curry y setas y se siente actualizada. Es como unir tradiciones con lo de hoy. Mantiene la esencia y suma un puntazo moderno.

Mi reflexión calabacera
Esta crema es mucho más que un plato. Junta a la familia, a los amigos y hasta te alegra el alma en esos días raros. Siempre descubro algo nuevo al hacerla. Es la prueba de que con ingredientes simples y mucho cariño, logras algo espectacular. Yo no la suelto nunca.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Es necesario pelar la calabaza Hokkaido?
No hace falta pelarla, ya que la piel se ablanda al cocinarse. Aunque, si prefieres una textura extra suave, puedes quitarla.
- → ¿Qué setas puedo usar como alternativa?
Los boletos o los níscalos funcionan muy bien. Ajusta las setas dependiendo de lo que esté en temporada.
- → ¿Qué tan picante queda esta sopa?
Dependerá de cuánto jenjibre uses. Es mejor empezar con poco e ir ajustando a tu gusto.
- → ¿Puedo dejarla lista con anticipación?
Claro, la sopa se puede preparar antes. Solo fríe las setas frescas y agrégalas justo antes de servirla.
- → ¿Qué aceite de semillas de calabaza utilizo?
El aceite de semillas de calabaza de Estiria es ideal por su sabor a nuez. Agrégalo en crudo durante el montaje final.